Gustavo A. Bécquer, como todo buen romántico, atraído por lo misterioso y sugestivo no pudo por menos que dejarse envolver por el encanto de la ciudad lacustre. Desconozco con exactitud si el poeta posó alguna vez su pie en la Serenísima, pero lo cual, en cualquier caso, no fue óbice para dejarse fascinar...
VENECIANAS XXIV: BECQUER Y VENECIA
