Alguna vez he soñado
que caminaba desnudo,
y todos, a mí paso,
se fijaban en la lacra
de mi impúdica nudez.
Porque, por encontrarte,
mi alma he desnudado;
pero al no sentirse
por tu amor arropada,
se ha creído blanco
de todas las miradas,
rea de muchas culpas,
por toda puya escarniada
huérfana...en soledad
Sentirse presa indefensa
entre las garras de ese anhelo
y someterse al servicio
de su influjo en lo secreto
cumple la ceremonia de mi credo.
Persigo ese rastro venerado
en el laberinto del afecto,
su resplandor en el misterio
solapado de la entraña.
Apagar en él esa sed que sólo sacia
El dulce flujo de esa fuente
cristalina y mansa.