DEFUNCIÓN DE UN AMIGO
Recientemente, me ha dejado. Se colapsó su corazón. A él le confiaba casi todo, hasta lo que se alojaba en los más escondidos repliegues de mi alma. Me acompañaba diariamente; sabía de mis pasiones y soledades. Me abría su corazón y sobre el vertía el torrente de mis inquietudes. Conmigo celebró los momentos más dichosos, como compartió el cilicio de mi dolor. Cuando volvía del trabajo no había nada más agradecido que su compañía; me ponía al corriente de cuanto había acontecido aquel día y distraía mis ocios, plegándose a mis apetencias de cada momento. Pero hace unos días le invadió el silencio; sus ojos se sumieron en la oscuridad. Quedé solo y sin tener a quién recurrir. Todos mis recuerdos habían muerto con él; aun las cosas más íntimas que le confié. Apenas hacia horas que nos habíamos gozado juntos, gracias al capricho del numen que había bajado a visitarme. Le confié dos páginas del último cuento que me había obsequiado la reina Mab. Había surgido con la fluidez sorprendente con que la inspiración actúa. Desgraciadamente, ya no podré concluirlo en tu compañía. Me tocará recordar y rehacerlo, pero seguramente ya no será ese mismo tocado por la gracia de lo alto. Sin ti, debo comenzar una nueva etapa y agradecerte esas páginas que elaboramos con el mayor amor, esas arquitecturas de la fábula que fueron Un amor de Bécquer o Naamán el sirio. Gracias por tu esfuerzo por alcanzar el más óptimo resultado. Solo puedo expresarte mi conduelo y agradecerte esos años de camaradería, que sirvieron de alivio para mi más estricta soledad. Descansa ahora en paz, mi viejo "acer" portátil.
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