A FELIPE VI, ANTE LA FIRMA DE LOS INDULTOS

A FELIPE VI, ANTE LA FIRMA DE LOS INDULTOS

 A FELIPE VI, ANTE LA FIRMA DE LOS INDULTOS

Ay!, Felipe de mi vida,

nunca te viste en la disyuntiva

de tener  que cortar el pastel

de una España dividida.

Renunciar a la vieja España

de Fernando e Isabel,

que usufrutuada en su hazaña

también la Catalunya  fue,

te causará mayor estrago

que el más amargo purgante,

pues del reino eres garante

y de su unidad has de dar fe.

¡ Tiemblen ante ti golpistas y endriagos,

de la ancha España te sientas Campante

como lo fue el Cid sobre los infieles pagos

y Caballero don Quijote sobre Rocinante!




O SÁNCHEZ O NADA

O SÁNCHEZ O NADA

 Durante toda mi vida había vivido de espaldas a la política. Intentaba pasar sin inmiscuirme en asuntos en los que un hombre de a pie acostumbra naufragar. Yo llevaba mi existencia gris y dejaba que las altas instancias dispusieran cuanto se desarrollaba a mi alrededor. Hacía como el caracol; cuando soplaba la borrasca yo me introducía en mi caparazón esperando la bonanza. Con las bendiciones del nuevo sol solía emerger, y entonces me topaba con el nuevo amanecer al que había que adaptarse, aun tratándose de un paisaje de muchas maneras hostil. Durante cuarenta años me afané por que no me faltase cada fin de mes el modesto salario que establecía el convenio laboral. Mientras contase con tal migaja, subsistiría sin entablar diálogo con el mundo circundante, con quien había establecido un armisticio nivelador de la guerra perdida contra el mismo. Pues de la guerra entre el ego y la globalidad, salí malparado. Me tocó la senda del perdedor. Perdí mi batalla y hube de refugiarme en el redil. Me consolé con la frase de Cristo: ¿Qué ganará el hombre, si ganase el mundo y perdiese su alma? Tal frase encierra más sabiduría que ninguna otra consideración sobre el valor de nuestra vida; es una frase que se halla muy por encima de la vanidad del deseo.

Mas hoy, en la madurez parecen renovarse las perspectivas. He saldado el compromiso laboral con el beneficio de una pensión modesta, recortada por la legislación podadora de las jubilaciones prematuras. Comprenderán que a los 63 años, después de 37 de duro trabajo manual, un hombre sensato no vacila en su decisión. Cualquier cosa es preferible a seguir manipulando, que no es paja, 10 toneladas diarias de material tóxico con el fin de alcanzar la pensión tope y sustantiva pero a un precio ya inasumible para la salud, por lo que considera lúcida la decisión de conformarse con la retribución recortada y decorosa, la cual apenas rebasa los 1000 euros. No pocos parias subsisten con la mitad.

La política nunca me había interesado, pero en este año de encierro he tenido tiempo de impregnarme de ella. Alardea el socialismo de cuidar al obrero como la gallina a sus polluelos. Pero yo creo que desde que llegó Sánchez al poder no he recibido ningún beneficio. A los dos meses de jubilarme saltó la pandemia. Pasamos recluidos 2020, y en el 2021, cuando todo prometía que las aguas volverían a su cauce, recibo unas cuantas sorpresas: 1ª el ministerio me manda una carta felicitándose con la subida de las pensiones, alegría de la que no puedo participar pues a mí, teniendo en cuenta la retenciones del irpf, me correspondería cobrar una cantidad inferior a la que la seguridad social señaló que me quedaría con la jubilación anticipada. 2ª en la declaración de la renta de este año, Hacienda, acogiéndose al impago (no cobro por parte de ella) de las retenciones correspondientes a 2020, a la amortización de mi plan de pensiones, del que ya se había usufructuado el banco, sin cobrar por mi parte renta alguna, y por cierto capitalillo pendiente de cobro, me exige el pago de 2000 euros, contantes y sonantes, cuyo abono fraccionado no puedo solicitar pues en la delegación correspondiente resulta imposible conseguir una cita previa. 3ª En abril me pusieron la primera dosis de la vacuna, AstraZeneca, por decisión inapelable del gobierno; pero ahora resulta que la segunda dosis, cuya fecha de administración ha sido anulada, queda en suspenso, ignoro por qué misterio del ministerio de Sanidad.

El caso es que pretendía irme unos días de vacaciones, del 9 al 14 de Julio, ya vacunado. Espero no tener que suspenderlas por incompetencia institucional.

Y El caso es que no sé, Sánchez, cuantas plagas más voy a padecer bajo la tutela de esta nefasta administración. Lo declara un confeso apolítico.

Bukowski

Bukowski

 Leo, en la librería de El Corte Inglés, unos párrafos del libro "Mujeres", de Bukowski. Su título responde no a un feminista sino a un promiscuo, Siempre mantuve hacia este escritor norteamericano un higiénico distanciamiento. Su semblante luciferino, de hombre trabajado por el vicio, y su ascendiente sobre cierta literatura marginal española me hicieron precaverme frente a cualquier influencia. Dicha aversión se rompió cuando tuve referencias de su poema "Incendio de un sueño", en el cual me conmovió reconocer que aun en este hombre transgresor puede residir una semilla de espíritu puro. A raíz de esta lectura, frecuenté algunos de sus breves comentarios que abundan en las redes, muchos de ellos procaces, reveladores los más de su condición marginal. De todos ellos, hubo uno que me conmovió singularmente, pues en él puede encontrarse cierta virtud, incluso algo de ternura: se titula Primer Amor. Relata cómo, de adolescente, guareciéndose bajo la ropa de cama e iluminándose con una lamparilla, leía y releía libros sacados de la biblioteca pública hasta que las sábanas parecían humear, libros cuya lectura su padre censuraba y ninguneaba con ánimo despótico. Lentamente fui cobrando hacia el ilustrado Bukowski cierta empatía. Tal vez se fue reblandeciendo mi intransigencia burguesa, al punto que más adelante compré su novela La Senda del Perdedor", que no sé cuando leeré pues los libros no leídos en mi biblioteca superan a los contrarios. 

Con Bukowski se ha de ser prudente si no quiere uno dejarse enredar. No sé si todo cuanto escribía era biográfico o ficticio, o biográfico fanfarrón o ficticio suplantativo, o de dónde o hasta dónde lo uno u lo otro. Su estela es la de Hemingway y Henry Miller, sobre todo con este último hay bastantes coincidencias. El caso es que si se cae a pie juntillas en su trampa, lo primero que se impone es un sentimiento de rechazo o, perjuicio más grave, que quedes atrapado en su retórica. En tal libro Mujeres, novela o crónica, cuyo narrador-personaje es un escritor quizá trasunto del propio autor, confiesa que escribe todas las noches, de media noche al amanecer, entre diez a veinte páginas mecanografiadas, al tiempo que engulle una botella de whisky peleón y cinco cervezas, como Balzac despachaba sendas cafeteras para procurarse el insomnio en el que pudieran fecundar sus novelones. De semejante dieta no resuelvo que propicie la inspiración, a no ser que se llame uno Bukowski. Dicho dato, insisto, no puedo corroborarlo con garantías, aunque lo pregone la obra, pero opino que no hay libro que justifique semejante régimen de autoinmolación. Por mi parte tras un segundo culín de whisky dejo de dar pie con bola, y confieso que antes de concluir cualquier novela con semejante pauta me quitarían de en medio, ya fiambre por una cirrosis hepática o una perforación de estómago. Lesión, por cierto, de la que el escritor norteamericano fue víctima en su madurez, tras cuya convalecencia, presumimos que ascética, resurgió como poeta. En Bukowski parece hacerse virtud el desenfreno, lo mórbido, lo autodestructivo; pero tal es el gancho con el que pesca a sus admiradores, los fieles a ese romanticismo decadente llamado malditismo. Su lenguaje procaz y epatante es el que los selecciona. Entre los disolutos es un celebrado colega. Nunca faltan pesimistas marginales dispuestos a imitarlo.

Página espuria

Página espuria

 Siento ansias de escribir, pero la inocupación obstruye la inspiración. Los mil euros del estado causan estragos. Llegar a la jubilación para reconocerse de explotado a mantenido. Todo el universo es objetable, y solo nos queda teclear y teclear. El hastío cala demasiado hondo llegada la madurez. A Sánchez Dragó le han declarado reo de lesa jubilación. Te apartan de en medio, cuando en absoluto has pronunciado tu última palabra. Me siento pletórico, ¿será el whisky? Excusad si éste me tira groseramente de la lengua.

Hay que volver a empezar, y no es una película de Garcí. Quizá nos esperan los años más fructíferos. Sólo queda vencer la pandemia. La segunda dosis, ¿ cuándo llegará? Me han condenado a la AstraZeneca. Tengo reserva en el hotel Mediodía de Madrid. Volver a este nuevo Madrid debe de ser una auténtica gozada. Después de pasados los cuarenta y tantos mi voto fue para la derecha, pero nunca me había alegrado tanto de un triunfo político como con el de Ayuso. Este gobierno...mejor no decir nada. Incluso en los más oscuros tiempos, el individuo gozaba de cierto grado de libertad; si no podía ser señor en la calle, al menos era el dueño de su hogar. Pero con los nuevos planteamientos, con los nuevos y juveniles gobernantes globalistas el ciudadano debe pedir permiso hasta para santiguarse, sospechoso de haber transgredido lo políticamente correcto o cualquier otra regla contra la igualdad. ¡Qué tiempos los de Antony Queen cuando dijo: Si no fuera machista sería maricón!


JOSEPH RATZINGER, ORA PRO NOBIS

JOSEPH RATZINGER, ORA PRO NOBIS
Leo en medios cercanos al catolicismo que sólo la sagrada forma, en la que se transustancia el cuerpo de Cristo, y las oraciones constantes del anciano papa emérito, Benedicto XVI, preservan al mundo del avance del anticristo. Semejantes afirmaciones no dejarán de suscitar reservas en buena parte de la cristiandad que no comparte el credo católico. Entre los protestantes, porque ya en sus inicios convinieron que el pan y el vino de la eucaristía no perdían su prístina condición tras la dispensación del sacramento. Y entre los ortodoxos, porque objetarían que por qué el jubilado Joseph Ratzinger y no el mismísimo patriarca de Constantinopla sería la figura idónea para asumir tan decisivo ministerio.
Pero no debemos minusvalorar tales temores si analizamos las encrucijadas a las que se enfrenta el mundo de hoy. Desde que Nietszche preconizó su transvaloración de los valores, durante el siglo XX se fomentó una deriva que nos ha llevado hasta el panorama del actual humanismo postmoderno. Un movimiento que enjuicia a Dios en cuestiones de bondad, y que adecenta, no sabemos si con Chanel Nº 5, el aspecto de la corrupción sodomagomorriana, presentándola como una orientación inocente. Ese mundo mejor que se preconiza, el de las virtudes trastocadas, el del derecho sin deber, el de las convicciones relativas, el del consenso inconsistente, el de la posverdad, la espuridad, y el descarrío de unos futuros cuarenta años de errar por el desierto, ¿ no nos reclama la devoción por Ése en quien se dejaba transparentar la verdad y al que Pilato, que conocía el mundo, contestó?: ¿Qué es la verdad? Buena falta hacen, en esta hora, oraciones como las de el papa Ratzinger, que ayuden a frenar a los nuevos conductores de rebaños que, con la promesa de una nueva tierra prometida, nos encaminan a la boca misma del precipicio. Claman los próceres: ¡La vida política se está polarizando! No se dan cuenta que ya se ha creado el abismo de una sociedad dividida. Joseph Ratzinger, ora pro nobis.