Concluyo El cuaderno gris de Pla. Su contenido, a primera vista, parece banal, un recorrido íntimo por la vicisitud de un hombre joven corriente. El mayor halago que puedo ofrendarle es que no he podido demorar su lectura; cabe decir, que lo he leído de un tirón. Toda novela en forma de diario confieso que me resulta un tanto cargante. Sé que tal es la forma del Werther de Goethe y de alguna que otra obra excepcional. En el caso del Cuaderno gris, podemos festejar que no se trata de una novela, sino del testimonio vibrante de un hombre y una época, una memoria perenne de un mundo olvidado; mundo que Pla retrata, en paisaje y paisanaje, con mirada tan sagaz como desengañada. El Ampurdán de Pla, la Barcelona de Pla son jirones de pasado y, sin embargo, sus páginas transpiran la frescura de lo actual.
La primera obra que leí de Pla pertenecía a la vieja colección de libros RTV. Comprendía dos obras: Viaje frustrado y Contrabando. Salía yo de la adolescencia. Tengo que decir que su lectura fue reveladora. Por primera vez me encontraba con un autor que reflejaba un universo ajeno a la ficción, donde, en el trasfondo de un paisaje próximo y real, unos personajes que no eran tal sino hombres integrales, hijos del tiempo como uno mismo, nos relataban unas peripecias y circunstancias que podían ser afines. Me sorprendió que también se pudiera hacer literatura con nuestra realidad gris y prosaica. Eran los primeros relatos que caían en mis manos que no invitaban a la evasión, sino a la reflexión y análisis del propio entorno, de la inmediata realidad. Más tarde, en boca del propio autor oí declarar que "ésta era cien veces más rica y estimulante que la ficción". Desde entonces siempre tuve en cuenta a ese escritor marginal catalán que manejaba la pluma con una honestidad poco común. Con el tiempo saboree otras obras suyas y fui, entre pros y contras, confeccionando el retrato del Pla hombre y artista. Como el de cualquiera, posee luces y sombras, pero debemos atenernos a lo que él nos quiso legar, el prolijo inventario de sus obras completas. Porque en ellas reside lo más esencial de su vida; vida que, como en la de muchos, permanece en el incógnito el secreto de su "rosebud". ¿En todo caso, se puede deslindar el límite entre obra y vida?