Sabré el sabor salado
del mar en mis sentidos,
la caricia suave de la brisa,
el anhelo de mi corazón
que se entreabre, rogando
el beso del amor.
Sé que Tú eres cierto,
que estás en el misterio,
que aguardas solo
al alma que te busca,
que escuchas
el susurro grave
de quien sufriendo gime.
Cuando al desolado
aprieta la congoja,
tu misericordia lo eleva
en esperanza, Tu voz
en el silencio clama.
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