Flor herida

Flor herida

 Aunque parece que no supura,

la flor esta sangrando, 

hasta empapar los pétalos

de su cáliz y resbalar

goteante por su corola.

Del suelo recogí esa flor herida

sin saber cuál fue el puñal

que la había penetrado,

indiferente a su frágil belleza,

hostil a la pureza de su aroma,

ciego en su bastardo desprecio.

Nada puede remediar la seca puñalada,

nada devolverá su hermoso esplendor.

Quizá no se prolongue su languidecer

moribundo y se apresure, exangüe,

la marchita rigidez sin vida.

Es raro que yo te recoja,

apiadado por tu mustia muerte,

y  que con ánimo triste derrame

por ti sincero llanto.