Flor herida

 Aunque parece que no supura,

la flor esta sangrando, 

hasta empapar los pétalos

de su cáliz y resbalar

goteante por su corola.

Del suelo recogí esa flor herida

sin saber cuál fue el puñal

que la había penetrado,

indiferente a su frágil belleza,

hostil a la pureza de su aroma,

ciego en su bastardo desprecio.

Nada puede remediar la seca puñalada,

nada devolverá su hermoso esplendor.

Quizá no se prolongue su languidecer

moribundo y se apresure, exangüe,

la marchita rigidez sin vida.

Es raro que yo te recoja,

apiadado por tu mustia muerte,

y  que con ánimo triste derrame

por ti sincero llanto.


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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