la lámpara se ha fundido en mitad del insomnio,
mientras la lija del silencio
acera la capas vacilantes del tiempo
y el goteo del retrete rubrica nuestra derrota.
Por la ventana entreabierta penetra
la cálida negrura de agosto,
bochornosa y aplastante.
Se oyen amortiguadas voces lejanas
desvaneciéndose...
Con las horas contadas
