Amigo, no apartes la lumbre
de mi camino,
pues hay sombras
que a su orilla acechan,
baches que propician el tropiezo,
fieras amenazando en la tiniebla.
La luna es solo un espejo;
por sí no tiene plenitud.
Bajo su luz espectral
se mueven esquivas criaturas,
maléficas presencias
que buscan tender el ardid al recto.
Mantente alerta
y revístete de fortaleza,
pues veladas fuerzas
intentan torcer tus designios.
Persiste en la fe, no te corrompas,
se fiel a ti mismo,
pues en el centro de tu corazón
gobiernan el bien y la justicia,
que Él sembró en ti con el bautismo.
Su llama alienta dentro de ti.
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