Eran las tantas de la noche,
Yo orinaba.
Sobre la pared de encima del retrete,
Una sombra se proyectaba.
Esa sombra no era la mía.
Presentí que una presencia próxima,
En el misterio, me acompañaba.
Mi alma sintió el roce de su rebaba.
No adivino qué querría.
Yo ya saldé las cuentas de mi ignominia.
En cualquier caso,
Que arregle el pleito con mi abogado.
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