Herida

he sentido ese mal sangrar 

entre mis manos, dejando

una mancha que ningún agua

consigue lavar; cuyo flujo

quema como fuego

que no mitiga ni tiempo

ni olvido. Superfluos

son los esfuerzos por 

sepultar su recuerdo,

ni siquiera la nueva vivencia

consigue velar su memoria.

La espina de su dolor

permanece como herida

reciente, vestigio de esa rosa

que pretendimos arrancar.

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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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