Aparto las sábanas,
la mañana es fría,
la niebla transpira su melancolía;
entre sus vapores,
un sol desvaído
esparce indeciso
sus rayos heridos.
En el túnel del alma
la salida busco
y a la voluntad pregunto
si hay razón alguna
para caminar sin pausa,
con pesar, sin rumbo.
Si se nos ha muerto Dios
-como los filósofos tratan-,
en el corazón malherido
no nos quedan razones,
ni metas, ni camino.
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