Voraz derrocha el primitivo fuego,
espejo del recuerdo, sus fulgores;
harta plenitud de dulces fragores,
con deseo solaz arrebata el sosiego.
Encendida la pasión, escondes luego
tras ojos en celo ojos soñadores;
de la dicha me robas sus primores,
llama de la ausencia en mi tacto ciego.
Te vuelves vendaval, caballo alado,
por las sendas heraldo de misterios,
criatura de distantes hemisferios,
caracola de luz, has encontrado
en el secreto del aire perfumado
el eureka que cifre tus criterios.
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