El sueño de las playas de Hiva-Oa
constriñe mis anhelos
con terquedad de boa.
Errático destino
del solitario peregrino
que buscaba un paraíso
en el infierno de su entraña.
En vano buscó en la distancia,
que tanto engaña,
el lenitivo para esa llaga
que únicamente restaña
el supurar del tiempo,
la constricción del alma.
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