Oh, Jesús de la pasión,
desde el pulso de mis venas
ruego en esta oración
redención para mis penas,
vida nueva al corazón.
Por la calle tortüosa
se oye el golpe del tambor,
como el mazo que se posa
sobre el clavo que destroza
la mano santa del Señor
Sobre una cruz lo clavaron
en el monte de la muerte,
las tinieblas se adueñaron
de los cielos y la gente,
lo fundamentos temblaron.
Ay!, qué amarga la agonía
que en el madero sufriste,´
no supo su felonía
del perdón que Tú les diste
ni de la salvación que traía.
Solo quiero que esta saeta
sea cual la buena semilla
o entre la escoria la veta
de oro puro que más brilla,
esa que al alma completa.
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