Tal vez no estábamos hechos uno
para el otro; nos unió ese hilo
misterioso que al corazón en vilo
ata cuando considera oportuno.
Nos cernió noctámbula e indiscreta
una noche de copas y de pena
donde buscamos huida a la condena
de soportar nuestra vida incompleta.
Olvidados en un fango de besos,
acoplados en abrazo letal
de pasión loca, traspuesto el umbral
del pudor, sin dignidad y sin rezos,
aguardamos, desnudo el ventanal ,
ver clarear la luna, fría e infernal
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