Madrid se desvive en un convulso frenesí,
el denso tráfico ruge sobre el asfalto:
los autos fieros cruzan como balas la glorieta Carlos V.
Las multitudes se apiñan como hormigas a la puerta del hormiguero,
en Preciados y Sol. Gran vía
nos propone su sueño cosmopolita,
luego me tomo un respiro en el café del Príncipe,
Cibeles, Neptuno, la plaza Mayor,
el crepúsculo que tiñe del color de un poema la plaza de Oriente.
Ocioso camino las calles de su historia,
sus parques y palacios, vida que se derrama
en el cristal de sus fuentes y en el bullicio
de sus vindicaciones: Crispación de puños apretados
y balas de goma. La vida de Madrid suena
como una guitarra de Rodrigo mientras la muerte
sigue circulando entre la alarma de sus ambulancias,
que ya no son blancas..
Madrid, Madrid provincial y altanero,
convulso frenesí es la vida de Madrid.
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