LIBROS

Para el amante de las letras los libros llegan  a convertirse en una obsesión. Para  mí los libros significaron una tabla de salvación. ¿Qué hubiera sido de mí sin ellos? La vida se habría convertido en un páramo desolado. Cuando decidí que no me interesaban las estudios académicos, elegí formarme con el contacto personal con los libros, en un tú a tú en el que compartiéramos las mutuas intimidades.
Mi primera aproximación a ellos fue como la de tantos jóvenes, la de buscar un producto útil para la evasión. Pero pronto me enganchó la lectura y se `presentó la posibilidad de formarme a través de ellos.
Mi apego hacia los libros en los principios fue puramente funcional; cumplida esa misión, la de cultivarme, dejaban de significar algo para mí. Porque de los libros solo me interesaba su contenido, asimilar la sabia esencia que encerraban sus páginas. Leí mucho en la juventud, durante la mili, cuando decidí comenzar a escribir. Como digo, compraba los libros por su contenido, por el interés de su temática. Fui conociendo poco a poco la gran novelística, luego la Historia, la Filosofia, el Arte, la Música. Hasta que no estuve entrado en años no llegué a reunir una biblioteca considerable. Cuando me hube ya nutrido de los libros más fundamentales de la historia de la cultura nació ya el interés por un incipiente coleccionismo. Adquiría ediciones distintas de títulos esenciales como El Quijote, La Ilíada o Platero y yo. Recientemente, gracias a internet, he conocido las bibliotecas de otros escritores como Andrés Trapiello, Fernando Sánchez Dragó, Luis Alberto de Cuenca, lo cual me ha llevado a comprender que mi vicio por coleccionar que yo creía una debilidad patológica no deja de ser una dedicación inocente. El caso es que ya empiezan a interesarme los libros en todos sus aspectos, tanto por su contenido como por su continente, porque el averiguar que por ejemplo una primera edición de Cien años de soledad eleva su precio a las sumas de 500 a 1000 euros es algo que me corta el resuello.
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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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