NUEVA VISITA AL CAFÉ GIJÓN
Café Gijón. Van a dar las seis de la tarde. Desde lo alto del muro me mira un Umbral de mirada acongojante, casi desolada, y un poco más escorado, Cela, con su autoridad impertinente. Un día ellos fueron el vórtice de tediosas y literarias tarde-noche de café. Hoy ya son meros iconos del santoral de las letras. En verdad, el Café Gijón ya no es lo que era. La nutrida clientela no se distingue de la de cualquier otro Café, y la tertulia en las mesas no pasa de lo más corriente. Se hecha de menos al poeta atildado y menesteroso, al candente orador de órbita ramoniana. Hoy ya nada de eso queda. Creo, además, que ya no se habla de literatura en el Gijón. Pronto me di cuenta de que yo no pintaba nada en aquel café. Pagué mi consumición y mi fui.
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