Recuerdo que llovía. Lo cual no es nada extraordinario en Oviedo. Tenía el pase de fin de semana, y había entablado algunas relaciones en la ciudad; la mayor parte soldados de mi misma Compañía. Recuerdo a Muñoz y a su colega inseparable, cuyo nombre he olvidado, que tonsuraba las precarias greñas...
LA NOCHE QUE PERDÍ EL JUEGO DE LOS ABALORIOS
