Aguardo el timbre de un teléfono inerte.
Es tan larga la vida y tan corto el amor,
y el olvido una travesía de nostalgias
que siempre regresan a lo perdido.
Representa el desamor un periplo agónico
entre cuerpos vacíos y sexos ofrecidos
bajo el farolillo candente de la desesperación.
Una vez canté tu desbordada juventud
hasta abrasarme de pasión; pero hoy solo me resta
un aislado suspirar en la noche, un frío
de ausencia en la cama y una esperanza frustrada en el corazón.
Mis ojos miran atrás, reconocen el largo camino
de interminables noches ansiándote,
llenas de compungidos recuerdos
por la emoción estremecidos,
que de ti se ocupan con obstinada permanencia,
llorando de años y de soledad sin ternura.
Tu imagen se desvanece cuando la intento atrapar
y busco rescatar los contados momentos que irremediablemente pasan,
como el fulgor arrebolado que los crepúsculos traen
mientras no ceso de escuchar el viejo disco de baladas de Joan Baez.
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