Durante el discurso con el cual Sánchez instauró el "estado de alarma", el mismo insinuó, no sabemos si de forma literal o figurada, que nos enfrentábamos a una "guerra contra un enemigo invisible". Frase a propósito de la cual, en la última comparecencia en el congreso, el portavoz del PNV le recordó que no era un símil muy afortunado. Reconozco que encontrar a alguien a quien también inquietó tal afirmación, me tranquilizó. Pero hoy, día de Pascua de Resurrección, tras un consejo celebrado con las comunidades autónomas, en su discurso el presidente ha repetido no una sino varias veces la analogía de nuestra situación actual con la de conflicto bélico. Doy, pues, por hecho que esto es una guerra. Por otro lado, la población se halla confinada en los refugios, y policía y ejército campean en las calles, aunque armados con mascarillas y con fumigadores antisépticos, y muchos de los derechos democráticos permanecen en cuarentena. La libertad ha cedido el paso a la obediencia.. Pero una guerra parte de la premisa de que hay dos partes enfrentadas, la nuestra y la del enemigo. Para vencer en la guerra hay que conocer a fondo al adversario, descubrir dónde se encuentran sus debilidades y atacar con toda la potencia de nuestra artillería sobre sus zonas vulnerables. Pero el presidente Sánchez nos ha planteado una guerra de supervivencia, dándose por vencido desde el primer momento y evaluando el recuento de muertos. Si hay una guerra, lo primero es averiguar de dónde y en base a qué proviene el ataque que ha originado el conflicto, y si nos hallamos en situación de repeler la ofensiva o en la de atenernos a la vía diplomática para establecer un armisticio.
Hoy por las redes circulan eso que el gobierno denomina bulos. Hay muchas opiniones que se hacen eco de las mismas preguntas que yo, e intentan perfilar las facciones de este "enemigo invisible". Se siente inquietud y perplejidad ante la evidencia de que frente a un mundo globalmente contaminado, China, a excepción de Wuhan, se mantenga limpia del virus y la ciudadanía siga con su vida normal. ¿Es ello natural, o la situación esconde algún intringulis?
También hoy ha salido a la palestra Henry Kishinger, hablándonos de un futuro nuevo mundo global, con la población más controlada que por internet. Junto a Kishinger se han escuchado los nombres de Morgan, Rosthchild, Rokefeller, Soros, y Bill Gates y sus vacunas, proponiendo sus patéticas soluciones. Señores déjense de experimentos sin gaseosa y devuélvannos el mundo que fuimos, en el que aunque pobres éramos dignos seres humanos y no conejillos de indias.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario