Veo un reportaje por You Tube del palazzo Colonna, en Roma. Me ha pillado por sorpresa. En las varias ocasiones que he visitado la capital de Italia, nunca descubrí tan significativo palacio. Se encuentra ubicado en el Quirinal, zona que nunca he recorrido a fondo. La fastuosa mansión parece que fue erigida para conmemorar las glorias del más afamado de los Colonna, Marco Antonio, vencedor de Lepanto, comandante de la escuadra de la Santa Liga. No obstante, los Colonna hunden sus raíces hasta la antigüedad más clásica. Seguramente, en su tronco genealógico nos encontremos con algún renombrado patricio romano ( hay quien los remonta hasta la gens Julia), como sus adversarios Orsinis celebraban su parentesco con un tal Ursus. Hubo un tiempo en que ambas familias dominaron Roma. Estaban ellos y el Papa, y de vez en cuando el emperador, que cuando tenía posibilidad metía allí sus narices. Los Colonnas dieron generales, papas, cardenales, consortes. En dos ocasiones se vieron apeados de la vorágine política romana, una con Cola di Rienzi; la otra con César Borgia. Ambos trataron de fulminarlos, pero los Colonna supieron resistir. Su estirpe estaba demasiado arraigada en el suelo romano. Rienzi fue ajusticiado y decapitado; Borgia expulsado de Roma con ayuda de los della Rovere. Cuando Wagner se encontraba embelesado con Bellini, compuso su primera gran ópera: Rienzi. En ella, contrastaban las abaritonadas voces de Colonnas y Orsinis.
Los Colonnas dieron un Papa, Martin V, cuya labor al frente del pontificado obedeció a las características de la época, condicionadas por el interés político y terrenal más que por el espiritual. Convocó varios concilios cuyo fruto fue discutible. La espiritualidad familiar tuvo sin embargo su ápice por la rama femenina, con Vittoria Colonna, implicada en una profunda intriga para la reforma de la iglesia, cuyas ideas ganaron al mismo Miguel Ángel para la causa. No estaría demás una novela sobre los Colonna como lo fue Bomarzo para los Orsini. Aunque para ello se necesitaría un genio como el de Mujica Lainez para llevarla a cabo. Sin embargo, material hay para el asunto. En definitiva, el palacio Colonna presenta el lujo que atesoran muchos de los más afamados palacios romanos, como el Farnesio o el Doria-Panphilli. Rodean la mansión unos deliciosos jardines, la decoración interior es exultante y no falta la columna, al modo romano, donde la nobleza familiar ha grabado sus más relevantes gestas.
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