Durante la adolescencia tenía fascinación por el norte. Paisajes, hombres, atmósferas nórdicas ejercían una encandilante fascinación. En el entender de entonces cualquier característica geográfica, racial, social y de costumbres septentrionales ofrecían cualidades superiores a los países del sur. Su economía era más boyante, su sociedad más libre, sus hombres más disciplinados y laboriosos, sus mujeres más bellas. Y es que en la anatomía de las nórdicas se advertían sugestivos atributos de los que carecían las latinas. La piel clara, el cabello dorado, la esbeltez de la figura. Durante los anos 60 y 70 la obsesión de todo alicantino era la de ir a Benidorm a ligar suecas. Yo nunca me comí una rosca, pero sé de alguno que dio en la diana. El cual no tardó mucho en comprender que, tras el matrimonio, la diferencia entre una noruega y una de la tierra era sólo una ligera cuestión de forma.
Querencia cultural
Durante la adolescencia tenía fascinación por el norte. Paisajes, hombres, atmósferas nórdicas ejercían una encandilante fascinación. En el entender de entonces cualquier característica geográfica, racial, social y de costumbres septentrionales ofrecían cualidades superiores a los países del sur. Su economía era más boyante, su sociedad más libre, sus hombres más disciplinados y laboriosos, sus mujeres más bellas. Y es que en la anatomía de las nórdicas se advertían sugestivos atributos de los que carecían las latinas. La piel clara, el cabello dorado, la esbeltez de la figura. Durante los anos 60 y 70 la obsesión de todo alicantino era la de ir a Benidorm a ligar suecas. Yo nunca me comí una rosca, pero sé de alguno que dio en la diana. El cual no tardó mucho en comprender que, tras el matrimonio, la diferencia entre una noruega y una de la tierra era sólo una ligera cuestión de forma.