Reyerta

 Cuando se ha sangrado de pasión

cualquier otra herida es fría como muerte,

fría como el acero enemigo

que trata de ahogar el pulso ardiente

que todo lo arrebata.

Cuando se apaga la pasión,

vivir es caminar muriendo,

mirar cuanto nos rodea

con la ceguera del cadáver,

con la indiferencia del tiempo sin objeto.

No hay mayor voluptuosidad

que sucumbir en la reyerta

nocturnal de dos aceros encontrados

por la propiedad de la hembra,

unciendo perpetuos lazos

de crimen y de celos,

en un rito de fertilidad y muerte.

Si has apurado hasta las heces

el cáliz candente del deseo,

no encontrarás paliativo

que supla su narcótico.

Triunfar en duelo por la carne

es vencer en ese instante

toda la futilidad del hombre,

la insignificancia de su trance pasajero.

Sólo si ganas a la hembra

por acero y por la sangre

vivirás el apoteosis de la carne.

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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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