¡Sí, el mundo va muy de prisa!
Cuando te crees afianzado
por fin a la tierra,
y dominas unos conceptos
que dan fundamento a tus hechos,
he aquí, a tu alrededor, una sociedad
que ha aherrojado tu voluntad
y a tu deseo más propio le ha provocado tropiezo,
embaucándote con su camelo de infinito
y guiándote como azaroso barquito
de papel por su tornadiza corriente;
he aquí, pues,
se ha dado la vuelta como un calcetín,
y hoy lo correcto es avieso;
lo digno, pérfido; la verdad un entredicho;
gigantes eran, pero los juzgan molinos;
y por gatos sólo se cuentan los pardos de la noche.
Advierte, sin embargo, que más que nunca
hoy la ley es pasajera, y su tiempo está contado.
Por la historia han pasado todos los reinos,
todas las leyes, todas las guerras,
todos los levantamientos y revoluciones,
y todos los hombres que las promovieron.
Muchos de ellos hoy son silencio.
Permitidme que, ahora que encaro mis últimos tiempos,
elija primero el "yo" que el "nosotros",
pues al uno lo reclama lo eterno,
mientras que al nosotros sólo el recuerdo.
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