La muerte del canario

 El tema ha sido tratado muchas veces en literatura. Lo recoje Juan Ramón Jiménez en Platero y yo. Lo trató el turco Cafrune, junto a Marito, en la canción El niño y el canario. Es obvio, se trata de la muerte del canario. Ese dulce pajarillo que por unos pocos años ameniza nuestro día a día con su alegre canto. Porque sin duda es el canario el mejor cantor en el concurso de las aves. Contrasta la belleza de su repertorio con la monotonía de su vida recluida, a la que correspondería una triste melodía. Pero el canario parece gozar en el reducido ámbito de su jaula. Es un ave del hogar y no de la intemperie. Ignora la libertad, pero su recompensa es la belleza. Durante unos años compartimos sus dones, a cambio de cuidarlo y  de dispensarle una vida regalada. Quieras o no, poco a poco se le va tomando afecto y crece nuestro agradecimiento por convertir la aridez de nuestro silencio en una delicia sonora.

En casa también había un canario. Se lo regaló a mi padre un criador de aves. Durante algunos años, desde su jaula de alambre, amenizó las mañanas de nuestra galería con sus trinos vibrantes. Pasó a ser uno más en la casa, con una entidad propia, a quien nunca faltó su agua y su alpiste y nuestro beneplácito. Así pasaron unos años, hasta que una mañana nos extrañó su silencio, la ausencia de ese canto que prodigaba celebrando los tempranos rayos del sol. Todo aquel invierno lo pasó con la cabeza escondida entre el plumón, que se había vuelto albo, sin volver a cantar. Un mediodía de inicios de primavera lo encontramos muerto en la jaula. Hecho una bola blanca e insignificante. Cualquiera se hubiera deshecho de él arrojándolo a la bolsa de basura de aquel día, pues la vida contemporánea nos insta a ser prácticos. Pero mi padre, comprendiendo que representaba el óbito de alguien cercano, lo metió en una cajita y caminando hasta la parcela de campo más próxima, lo enterró en la tierra húmeda, bajo un manto de hierba. Es un ejemplo que todavía me conmueve y que sin duda Dios se lo tendrá en cuenta.

Compartir en Google Plus

Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

  • Image
  • Image
  • Image
  • Image
  • Image

0 comentarios:

Publicar un comentario