No puedo pasar sin ver el mar.
Apacible o bravío. De intenso azul
o grisáceo en los amaneceres tristes.
Metáfora del ser o de la voluntad,
del tiempo o de lo eterno.
Con tu continuo movimiento,
en olas mansas me traes la paz
susurrando al ocaso tranquilo.
Pienso que en las tardes sin viento
tu braveza apacigua su nervio
y traes a mi alma el solaz,
en ese otro mar que se agita por dentro.
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