los poetas de hoy día tratan la métrica como si escupieran,
buscan lo sórdido avergonzados de la belleza,
evitan la rima pues debe de darles grima;
algunos se encubren tras afectadas incongruencias
otros relatan coloquiales argumentos
para que no los confundan
con amariconados bardos que declaman liras y sonetos.
La diferencia, en suma, de los de ahora con los de antes
es que sólo pretenden hacerse los interesantes.
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