Solo yo sin nosotros

 me diste a beber ese cáliz

desolado, sentí en el corazón

tus labios como una mordedura

y en el escozor del alma

una promesa que no era amor.

Con el paso de los años

aún tu furia pervierte mi corazón,

mujer, mujer con espinas

que ensangrientas  mis lágrimas

con las caricias áridas

de tu cruento amar, con el frío

del deseo que sacrifica el amor.

No, no puedo dormir en el nido

de tus brazos, ni sembrarte

consciente de tu rechazo

junto a ese cupo de la cama

donde nunca hicimos el amor.

Me matas sin haber vivido,

me enlazas con crudo hierro,

en ti no hallo cobijo,

ni al amarte gozo cierto,

quedando sin ti muriendo,

pues soy solo yo sin nosotros.

Mas déjate amar, eso te exijo.


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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