Vacías pasan mis horas por tu ausencia,
sólo es polvo, disipación, lo que el reloj señala.
Las horas serían fútil discurrir sin clemencia
si la misericordia de Dios no las llenara.
De su condescendencia vivo, me nutro y alimento,
ya que de tu larga ausencia ansío y desespero.
Nada soy, porque solo tú me deshabitas,
y de tu ausencia mi soledad reniega.
Soledad, soledad contrita, que con fervor venero,
pues imposible es el gozo que el vivir nos niega.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario