El día me vuelve a afligir con su desdén.
Siento su mirada interior horadando mi vacío.
Cada vez nos quedan menos razones,
mientras tratamos de convencernos
de que esto sigue mereciendo la pena.
En verdad nuestra vida resume la tragedia de Sísifo.
¿Nos quedará aún aliento para transportar
otra vez la pesada piedra hasta la cumbre?
Mientras digerimos el absurdo de tal maldición,
cada día parece más necio indagar su porqué.
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