Transmundo

Siento la noche agónica,
su pulso apretado, el ímpetu
del tiempo segregando
el jugo inquietante de su origen,
su misteriosa procedencia,
la latencia que nos vivifica,
el vértigo que nos vuelve transeúntes.
Todos llevamos su recorrido a cuestas,
y sabemos que un día ya no contará para nosotros,
un día del que nos roe su decisiva memoria,
pues nacemos de su urdimbre secreta
para disolvernos en el silencio
de su corriente obstinada.
Indiferencia que nos vence,
monotonía incruenta que se desvanece:
Es el vértigo del silencio,
ese silencio que no podemos desamordazar,
que nos sobrevive,
escindido por el velo de la muerte,
agazapada su abstracta voz intangible.
A ti te invoco, abismo inabarcable,
ignoto territorio de fugitivas vaguedades,
embrión de las tinieblas
donde se guarece la gran verdad desconocida.
Déjame penetrar tu abisal precipicio,
enséñame el paisaje de tus valles elíseos,
descorre el delgado velo donde habitan los ausentes
y confunde mi palabra en el credo de lo eterno.
Puesto que lo breve existe
también debe hacerlo lo infinito.

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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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