BOLERO

En la noche fragante el heliotropo
esparce el néctar de su jugo,
bajo la luna de almíbar tropical
que delata a los amantes
fundidos por las ascuas de su yugo,
sobre un tálamo trenzado
por el mimbre del deseo
en lo denso del secreto cañizar.

Ojos que en la noche ululan,
pájaros de esmeralda y lapislázuli,
enjambre de palmeras y de mangles,
el rubor de una cópula
que abre pétalos turgentes
de carnoso paladar.
En la selva ignota,
donde apenas suspira el aire
y los macacos se balancean
entre el ramaje, donde
el silencio es cómplice
de incertidumbre y muerte,
donde sisean sierpes
y los insectos zumban
en aturdido enjambre,
 desmaya  una cadencia:
Rumor del mar
que acompasa sobre la playa
el romper de olas indolentes
emulando al tiempo
en su eterno retornar,
agonía de un sueño
de indescifrable vaguedad.
Misterioso  plenilunio,
cuando los tibios rayos
descubren entre la fronda
el lecho amancebado,
alterados los pulsos
en la trenza de sus cuerpos,
consumidos en la hiel extenuada, 
reos de un olvido, 
irredentos en la densidad
impenetrable de la jungla.


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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