Debió de ser honda la herida

Debió ser honda la herida
cuando aun siento el frío del cuchillo,
cuando aun convivo con el hueco de tu ausencia
y sobrellevo una vida sin respuesta.
Debió ser tan fugaz el esplendor de primavera,
que hoy cuando desprenden las hojas otoñales,
me estremece el calado del silencio
y los cuévanos del tiempo
se diluyen en un árido observar .
Quise ver en tus ojos
lo que soñaban los míos;
quise derramarme  en tu cuerpo
como en el odre el vino,
y allí madurar hasta volverme añejo.
Pero  esos pámpanos los barrió la tormenta
y quedó la cepa estéril,
desechada entre el montón de leña.
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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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