Mi madre se está muriendo
y yo no puedo evitarlo.
En el tiempo cada cosa
tiene contados sus pasos.
Qué no diera por tenerla
pero, como para todos los seres,
su hora está señalada.
Qué no diera por que quedara,
poder cada día verla,
no llamar muerte a la muerte
sino nuevo y mejor sino.
Acaso exista un ahora
donde podamos encontrarnos,
entre el después y el olvido.
Vida y muerte por igual
recibimos al nacer.
Una pasa y la otra queda,
aunque ambas sean cara
de una misma moneda.
Cuentan que para los paganos
como estrellas brillan los difuntos
en el insondable cielo.
Ella será estrella en mi mente
que mis destinos oriente
y a mi soledad dé consuelo.
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