La mañana la dedico al ejercicio,
camino sobre 3 horas de promedio.
Luego me reintegro al pulso urbano:
hago mis compras, mi comida.
Descanso tras el almuerzo. Oigo música.
A veces leo, dormito.
En las tardes me reintegro al paseo,
visito algunos antros del libro,
rastreo alguna que otra ganga solapada.
Luego me anestesio con dos cañas y olvido,
o a veces medito
en algo entre los pliegues
del recuerdo escondido.
Vuelvo a casa. Ceno.
Tras la cena, leo algo o escribo.
Oigo música, escucho algún video
de Youtube agradecido.
Pasadas la 12, me recluyo en el cuarto,
hago mi abluciones, pongo a punto mis músculos.
Escuchando una guitarra,
me sumerjo en el olvido
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