El culto de los héroes

 En este último viaje a Madrid, está mañana, durante la visita al Rastro, he descubierto que en la placa conmemorativa al ínclito Cascorro, puede leerse: A Eloy Gonzalo, el pueblo de Madrid. "Casual" coincidencia con el apellido del sargento de brega con que me tocó lidiar en la mili, en el cuartel de Oviedo. Ahora comprendo las osadías del gallardo sargento y su apremio por emular a su tocayo héroe de Cuba, a quien nos ponía como modelo ejemplar de soldado. De mi sargento del Milán ignoro si granjeó alguna distinción al valor o recabó alguna "vidilla" frente a la sombra que imponía Cascorro. El valor como a todo quisque se le supone.

Trasladándonos a otra parte de Madrid, en la plaza De Oriente, se erige otro monumento a un soldado que , como Cascorro, en el prolijo escenario de las guerras patrias, está vez en el norte de África, derramó su sangre en una acción gloriosa que mereció el sin par bronce que lo rememora, en lugar tan eminente. Se llamaba el cabo Noval y sirvió en el regimiento Príncipe 3, el mismo regimiento en el que yo presté mi servicio como soldado. Por el apellido debió ser asturiano. Hay algo emocionante en todo esto.


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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