muerde el nervio del silencio,
sobreponte a la derrota,
evita el discurrir que arrolla
la medida de tu libertad;
porque cuando agarraste
su flor entre tus manos,
los pétalos parecieron
deshacerse como polvo
que el tiempo ha desprendido,
sepultando la raíz
del grito en lo recóndito
y atenazando con cadenas
la esperanza de la aurora,
llama viva, principio
que a la muerte borra.
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