Escarceos de una calientapollas y un pichafloja ( Divertimento satírico)

ESCARCEOS DE UNA CALIENTA POLLAS Y UN PICHA FLOJA


(En el parque)

 

MARICA

(murmurando para sí )

No me desagrada Jacinto,

pero amar amarle...

más de tarde en tarde,

que tal tengo previsto.

Me embelesan sus denuedos,

y aborrezco sus remilgos;

frenar sus ardores puedo

y atender a sus piedades 

lo dejo para los domingos.

Mas por allá se acerca Jacinto...

   JACINTO

( ensimismado)

Ay, Mariquilla querida,

apenas te veo me solivianto,

si me sonríes amo la vida,

si me desdeñas  aflora el llanto.

Qué no daría, amada mía,

porque supieras que te amo tanto,

que tus palabras son mi alegría,

y si me ignoras, cuánto quebranto.

MARICA

Mira que eres pelma, Jacintito,

siempre con las mismas rimas,

sabes que me abochornas y grimas.

¡ Deja de relamerte un ratito!...

y mira por do caminas

o has de darte un patinazo;

mas como soy compasiva

bástete con este arrumaco.

(pestañea y le lanza un ósculo)

     JACINTO

 ( con los colores subidos)

Quizá me juzgue, querida, atrevido,

pero me permitirá el  cumplido

de ofrecerle este bracete

para invitarla a un sorbete

en la confitería  cercana.

      MARICA

 No puedo esta mañana.

Sepa usted que otro compromiso,

insoslayable,  me reclama;

mas si verme le es tan preciso,

le aguardo de tarde bajo mi ventana.

    JACINTO

¡ No faltaré, oh, día feliz!

Aunque podría ser ese bis a bis

más íntimo, ya que verla de tal manera

no complacería ni a un cualquiera,

pues es como verla entre rejas,

cual a monja de clausura,

y si luego tarda en presentarse,

ardiente mi celo por su hermosura,

acaba la tarde de estropearse...


MARICA

Usted siempre ronroneando...


JACINTO


¡  No tenga en cuenta mis quejas!

Porque cuando la cabeza acerco,

como otras ocasiones parejas,

entre los geranios y alelíes

y no advierto su busto esbelto

aguardando paciente tras la celosía,

reconozco mis esperanzas baladíes

y me parece la vida una porquería

y no me llega la camisa al cuerpo.

   MARICA

¡Qué hombre extraño es usted, Jacinto,!

Pues en lugar de echarme mano al cinto,

se complace con pucheros y lamentos;

mandarle debería a tomar vientos.


  JACINTO

No sea usted cruel,  mi vida,

y complázcame en lo que le pida.

 MARICA

¿ Cuál es su deseo, Jacinto?


JACINTO

Que me coja del bracete

y tomemos el sorbete

a que antes la invitaba...


MARICA

¡ Pues no me pide usted nada!

¡Está usted fresco,  salidete!

¡No se lo cree usted ni en sueños!

Ni pizca de eso tendrá

aunque ponga todo su empeño.

  JACINTO

¿ Ni si me arrodillo cambiará?

  MARICA

No hay bobo que no sea pillo.

 JACINTO

Yo soy un hombre sencillo

y parece mi suerte echada,

pues sólo a su lado brillo

y sin usted no soy nada.

    MARICA

Insiste usted con sus rimas,

que no son más que ripios

repetidos como vicios

y que me dan tanta grima.

Para querer a una mujer

hay que ser un hombre de una vez

y no un remilgado como usted.

  JACINTO

( suplicando)

¿ Cuándo la volveré a ver?

 MARICA

Desengáñese,  nunca le voy a querer. 


( hacen bis por el foro, y así concluye el disparate este)
















porque cuando la cabeza acerco

entre sus geranios y alelís,

y no reconozco ese busto esbelto

aguardando paciente tras la celosía,

reconozco que la vida es una porquería

y no me llega la camisa al cuerpo .







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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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