A Eva

 Me diste a probar la fruta jugosa,

su bocado delicioso,

dulce al paladar,

creyendo que al gustarlo

conquistaría un tesoro,

un regalo de libertad;

desconociendo el secreto

que escondía su pulpa:

el peso eterno de culpa,

el veneno de extinción,

un errar desnudo hacia el ocaso

bajo un sino de fatalidad.


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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