Zapatos rotos

 Bajo el cielo nebuloso

atardece entre gris melancolía,

siquiera suena una campana

que de a la tarde una esperanza.

No voy solo, voy conmigo.

Miro al cielo que comienza

a derramar las primeras gotas;

me veo pertrechado y decidido

a resistir el seguro aguacero;

ya noto humedad bajo las botas.

Es invierno. El frío ha espantado 

a los ociosos y ahuyentado

de los umbrales al mendigo.

El invierno es para los solos, me digo.

Por la calles mojadas uno no tropieza

conocidos en las encrucijadas, pesa

en el ánimo el suceder de los días

y en las iglesias escasean los devotos.

¡Qué mala es la lluvia

para quien tiene los zapatos rotos!


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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