VIGENCIA DE FEDERICO GARCÍA LORCA

Nadie pone en duda que Federico García Lorca es uno de los iconos de nuestra moderna literatura. Podría decirse incluso que representa uno de los mitos más relevantes de nuestra controvertida "memoria histórica". Y debido  a esta circunstancia conservamos del poeta una visión sesgada y, tal vez, incluso deformada.
Lorca fue una de las víctimas más notables de nuestra guerra civil, debacle histórica cuyas heridas nuestra patria no acaba de restañar. Su vorágine se tragó muchos hombres de valía en uno y otro bando. Y al poeta le cupo constituirse en el mártir de la República, víctima de esa miserable guerra sucia que se llevó a cabo por una y otra parte. Triste es reconocer que la de España, como tantas otras, no fue una guerra noble, sino una encrucijada de odios donde se destaparon las lacras más nauseabundas del ser humano.

Victima, pues, de esta furia cainita fue inmolado, acaso, el más alto exponente de nuestras letras; según se cuenta, masacrado en una cuneta próxima al barranco de Viznar. Del paradero de sus restos, nada se sabe con certeza.

Desgraciadamente, en los últimos lustros esta es la circunstancia del poeta  más recurrentemente estudiada por historiadores y biógrafos. Con seguridad abundan menos los estudios críticos y filológicos de su obra, donde quizá resida la parte más esencial para la posteridad del genio de Fuentevaqueros. Porque Lorca sin duda ocupa un puesto señero en nuestras letras, por la personalidad de su obra y la originalidad de su voz. Pocos son los poetas creadores de un mundo poético tan genuino y vigoroso. Por eso quizá su poesía no ha dejado escuela y se nos presenta como un diamante de aristas y planos perfectamente acabados, completo en sí mismo.

Uno de los responsables de la latente curiosidad por el asesinato de García Lorca es, qué duda cabe, el hispanista irlandés Ian Gibson, que en su ensayo sobre las vicisitudes del crimen, destapa y tira de los hilos
de aquellas circunstancias que hasta el momento permanecían encubiertas, así como la identidad de algunos de los responsables. Hoy puede decirse que cada uno de los pormenores han quedados develados y demarcadas las responsabilidades. Convendría, acaso, volver a ese otro Lorca, al Lorca vivo, al poeta sin parangón, tanto lírico como trágico, que nos dio esa obra de referencia para todo aquel que quiere conocer la poesía española del pasado siglo. Nos mueve conocer a ese Lorca joven de la Residencia de Estudiantes, al que sublimó lo popular en el Romancero gitano,  suturó la llaga de ser hombre en su Poeta en Nueva York, y redescubrió la tragedia Ática en su tierra andaluza. A ese Lorca de la más bella elegía, en su Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. En definitiva, al Lorca vivo, que nos sigue hablando en la magia de sus obras.

Gracias Gibson por la edición en bolsillo de tu libro VIDA, PASION  Y MUERTE de Federico García Lorca.
Compartir en Google Plus

Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

  • Image
  • Image
  • Image
  • Image
  • Image

0 comentarios:

Publicar un comentario