Campanadas aisladas

 Las campanadas tañen hondas,

despaciosas, aisladas,

prolongando su sonido

hasta desvanecerse en el silencio.

Recuerdan en sus intervalos

el trascurrir sereno de la tarde

y en su golpe rotundo

el pulso agazapado de la vida.

Como su tañido resuena en la noche,

así cada corazón en su soledad.

La campana suena, el tiempo pasa,

la tarde se detiene en las sombras

que envuelven al sonido en el misterio

y la soledad añora un sentimiento.

Nada es el silencio sin el sonido,

el rayo sin el trueno,

la noche carente de estrellas;

tampoco la soledad sin el afecto.


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Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

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