Descubro en un breve reportaje la modesta habitación de Nietzsche en Sils Maria. Conjeturo que como la de Keats en la plaza de Spagna romana la ocupaba en calidad de pensionista. Y es que lo de filósofo incomprendido no debe dar para mucho más. El conocimiento aísla. Porque cuanto más nos esmeramos en garantizarnos alguna verdad personal e intransferible, pocos quedan que la quieran compartir. Verdaderamente, las circunstancias biográficas de Nietzsche dan escalofríos. Un hombre vencido, maltratado por la enfermedad, apartado socialmente, intelectualmente silenciado. En este particular calvario el filosofo creyó expiar los pecados del pensamiento occidental. Porque en su propia decadencia agonizaban los rescoldos de una racionalidad caduca. Comprendió el callejón sin salida del pensamiento de occidente, y tras asumir su calvario, ya purificado, quiso ofrecer al mundo un nuevo renacimiento.
Lo morigerado del entorno, nos revela a un hombre que se vivía hacia dentro; como si nada significara para él el mundo fenomenal. Solo la grandiosidad de las montañas como milenarios titanes, desafiando inmutables la fragilidad de lo caduco. Sin tiempo, tendiendo una escala a la infinitud del universo. Aquel encorvado caminante que buscando los senderos, trepando por las escarpas que apenas podía afrontar su debilidad, busca por cualquier medio ascender hasta la cumbre nevada. Al fondo del barranco el dulce valle donde se refugia nuestra pusilanimidad burguesa; pero sus ojos no quieren mirar abajo sino a las cimas donde planea solitaria el águila. Solo en la mirada de infinito puede encontrarse la revelación. ¿Será su visión un nuevo paso para la humanidad? ¿Habrá oídos nuevos para su mensaje? El frío es glacial. En la vasta soledad de las cumbres, un hombre solo frente al enigma del universo. En la encrucijada de los siglos el numen ha escogido al insignificante filósofo. Bienvenido el gozo, la nueva verdad, hija de la poesía. Porque columbrando el esplendor de Sils María supo que aquello que nacía tenía su matriz en la lírica. Nietzsche, poeta del saber.
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