He comprado una opera de Weber, Carl María von, claro está, por dos euros. Resulta paradójico que a este eminente músico se le venda a precio de saldo. Cierto que la grabación no es muy buena; en cualquier caso un Weber por dos euros resulta una verdadera ganga. La opera es Euryanthe y la interpreta entre otros un joven Walter Berry, pues se grabó en la Viena del 49. Escuchando tal música,
nos preguntamos cuánto Wagner debió a Weber. Para quienes piensen que la creación surge ex nihilo, comprenderán cuánto el artista debe a la tradición. Porque las influencias no solo son recomendables, sino inevitables. Sin Der Freischütz no hubiéramos conocido el drama de Wagner, pues el genio alemán no surgió de la nada. ¿Weber de Beethoven, Mozart, Gluck? Del canon bebemos todos, pues no hay nada más allá de éste.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario