Breve reflexión
Orientamos nuestra vida al afán de poseer. De la huerta, recolectamos el fruto. Para la casa, nos proveemos de enseres; de conocimientos, para nuestra mente. Queremos llenar nuestra soledad de amigos. Nuestro corazón de afectos. Satisfacer nuestra virilidad con el complemento de la mujer. Para todo ello laboramos, adquirimos, estudiamos, seducimos, amamos. Luchamos por poseer algún día cualquiera de estas cosas que creemos nos corresponde, hasta que reconocemos que todo es pasajero, que incluso nuestro yo es cuestionable. Y al fin nos convencemos de que nada será nuestro porque todo es de Dios.
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