Junto a la cama de hospital
yo te leía a Machado,
unos versos serenos y claros
que tu ya no entendías,
pues ya a tu mente nublaba el olvido
mientras en otra cama distante
del mismo hospital
vencía al papá la última agonía.
Aún me acerco a Machado,
lo puedo releer en tus ojos claros
cuando en tu mente confusa
bulle el recuerdo de Andalucía.
Machado, en sus poemas,
nos habla para adentro,
cuando heridos de penas
y perdidos en el tiempo
buscamos una última verdad
que de razón al verso.
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