Sinsabor

Cuando la astilla del desencanto
el corazón taladra,
cuando la vida se vuelve baldía
y la voluntad se desvanece
en la costatación de su derrota,
y ya solo permanece ese amargo sinsabor...
¿dónde queda el consuelo
de la huidiza esperanza?
¿Como asir esa mano, Señor,
de tu Victoria?
¡Aviva, mi Dios, el pábilo de la fe!
Compartir en Google Plus

Francisco Juliá

Soy Francisco Juliá, y el deseo de este blog es llegar al mayor número de lectores, compartir una hermandad a la que nos invita lo íntimo de la conciencia.

  • Image
  • Image
  • Image
  • Image
  • Image

0 comentarios:

Publicar un comentario